RECORRIDO POR JAMAICA

PURO CARIBE

La bahía de Ocho Ríos fue hasta la década de los 80 un sencillo enclave de pescadores. Hoy atrae a aficionados de los deportes acuáticos de medio mundo.

NEGRIL

Jamaica guarda su ambiente más naíf en esta localidad y el litoral que la rodea, declarado parque nacional marino.

UNA CULTURA SINGULAR

La filosofía rastafari nació en Jamaica alrededor de 1940 y se dio a conocer gracias a Bob Marley.

SALTO DEL RÍO DUNN

Sus pozas en la roca travertina son uno de los atractivos del área situada al sur de Ocho Ríos.

PORT ANTONIO

Errol Flynn fue la primera estrella de Hollywood que compró una casa en esta zona de la isla.

SABORES TROPICALES

El café y la fruta son la base de la economía de la isla y también uno de sus mayores placeres gastronómicos.

BLUE MOUNTAINS

La sierra que ocupa la punta oriental es un denso bosque sin apenas poblaciones y coronado por los picos más altos de la isla. Es el hogar de 500 especies de flores, 240 son endémicas.

VALLE DEL RÍO MARTHA BRAE

El descenso en balsa, de una hora y media, se interna por una zona de selva tropical situada al sur de Falmouth y cerca de la laguna luminiscente de Glistening Waters.

EL RECORRIDO MÁS SORPRENDENTE

1 Negril. Un destino ineludible por su cocina, sus playas y su ambiente nocturno.
2 Ocho Ríos. Con buenas playas para el snorkel y cerca de la cascada del río Dunn.
3 Port Antonio. Ciudad colonial con calas preciosas. Aquí residió Errol Flynn.
4 Blue Mountains. Esta sierra ha dado nombre al exquisito café jamaicano.

Al atardecer, en Negril, algunos jóvenes jamaicanos se lanzan al mar desde los acantilados de 30 metros de altura del Rick’s Café, el bar más famoso de la isla y donde es posible contemplar la puesta de sol más espectacular del Caribe. Y es que Jamaica es una de las islas más inesperadas y misteriosas de este mar turquesa. Con tres millones de habitantes, es el lugar de nacimiento de Bob Marley y de James Bond, personaje que Ian Fleming ideó en su residencia al borde del mar. Se habla inglés, se conduce por la izquierda, se bebe ron y también se cultiva uno de los mejores cafés del planeta. Todo esto es lo que se sabe de la isla. Lo que resulta menos conocido son sus tesoros naturales y las actividades que ofrece: escalar montañas, bañarse bajo cascadas de agua dulce, hacer rafting por ríos salvajes y visitar lugares en los que se escucha música reggae a todas horas.

Negril, refugio de artistas y hippies en los años 60, es un buen lugar para empezar una ruta por la isla. Pequeño y tranquilo, conserva su aspecto original gracias a la ley jamaicana, que no permite construir ningún edificio más alto que las palmeras. Las casas de madera y vivos colores forman una alegre estampa frente a la playa de Seven Mile, protegida del oleaje por la barrera de coral y del viento por los cocoteros.

Montego Bay, a 85 kilómetros de Negril en dirección este, es la capital de la costa norte, la más turística. Mo Bay, como la llaman los jamaicanos, es una ciudad con una enorme bahía y las playas kilométricas de Doctor’s Cave y Cornwall Beach. Posee un centro urbano muy animado, como se ve en la plaza adoquinada Sam Sharpe Square, recomendable para los amantes del caos y para quien no le importe pasear entre vendedores insistentes que ofrecen de todo, entre puestos que parecen improvisados y junto a barbacoas artesanales, hechas con un bidón metálico partido en dos mitades, en las que se asan pollos y hamburguesas. En el centro de la plaza se alza la estatua de bronce del líder antiesclavista jamaicano Sam Sharpe (1801-1832).

Siguiendo la carretera de la costa, llama la atención la frondosidad de la isla y también los efectos del calor y la humedad tropical en el cableado eléctrico, cubiertos de musgo y plantas trepadoras. Falmouth, a 42 kilómetros de Montego Bay, ofrece la oportunidad de contemplar un fenómeno natural que parece pura magia: el Luminous Lagoon, una laguna cuyas aguas centellean cuando se mueven, como si se encendieran luces azuladas en el fondo del mar. Los  paseos nocturnos en barco son una experiencia increíble.

El recorrido por el litoral norte bordea bahías frecuentadas por surfistas, aldeas de pescadores como Río Bueno y el valle del río Martha Brae, por el que se desciende en balsa. Cerca ya de la localidad de Ocho Ríos, se visitan las Dunn’s River Falls, una de las cascadas más bonitas del mundo, a las que se puede ascender desde la playa. La subida se realiza en grupo, caminando entre rocas resbaladizas hasta llegar a una altura de 180 metros. Una vez arriba, la vista es tan formidable como el baño en el agua fría, rodeado de saltos de agua, helechos y orquídeas. La tarde en Ocho Ríos es aconsejable pasarla en la bonita playa de Turtle Beach, que acoge un animado mercado de artesanía con puestos de lonas de colores en los que el regateo es imprescindible: cestos, tallas, pinturas, camisetas y sombreros con rastas postizas.

El Mausoleo de Bob Marley, el lugar más visitado de Jamaica, está en Nine Mile, 60 kilómetros al sur de Ocho Ríos. Se llega por una carretera estrecha y sinuosa que se abre paso entre plantaciones de café, árboles de frutas tropicales y buganvillas. Un guía rastafari canta sus canciones mientras muestra el lugar donde el rey del reggae pasó la infancia y la piedra donde se sentaba a tocar la guitarra. En la pequeña casa se puede ver su cama con los carteles que colgaba en la pared. Al lado se encuentra el mausoleo donde Marley yace junto a su guitarra, una Biblia, un balón de fútbol y algunas hojas de marihuana.

De vuelta a la costa, Oracabessa merece una parada por los restos de su arquitectura colonial y también porque sirvió de inspiración al escritor Ian Fleming, que en su villa Goldeneye creó al personaje de James Bond a mediados de la década de 1950.

Port Antonio, fundada por los españoles en el siglo XVI y situada al norte de las Blue Mountains, guarda un agradable aire de relax tropical, con dos amplias bahías y una bonita parte antigua. Más hacia el este aparece Boston Beach, la capital del jerk chicken, el plato más famoso de Jamaica: pollo asado y cubierto de jerk, salsa muy picante que se prepara con cebolla, tomillo, pimienta, canela, nuez moscada,
distintas variedades de ají, y algún secreto.

Para visitar las Blue Mountains hay que salir desde Buff Bay por una carretera bastante mala que en época de lluvias resulta intransitable. Las Blue Mountains –en realidad, son de color verde intenso– tienen picos de más de 2.000 metros y amanecen casi siempre envueltas por una bruma que desdibuja el paisaje de cedros, pimenteros, árboles del pan y cafetales que producen una de las variedades más apreciadas del mundo.

Kingston, la capital de Jamaica, desciende por las faldas de las Blue Mountains hasta una de las mayores bahías del Caribe. Es una ciudad vital y activa, que bulle en las calles peatonales del Uptown y que guarda un encanto duro y descolorido en el Downtown, donde vive la mayoría de los 900.000 habitantes. En este distrito parece que el mundo rural se haya trasladado a la ciudad, con tiendas de las que sale música a todo volumen y en donde no es raro encontrar cabras y gallinas  vagando libremente. En Kingston, no hay que perderse la National Gallery, que es el museo más importante de la isla, el Bob Marley Museum y la Devon House, una casa ajardinada de color blanco construida en el siglo XIX por el primer millonario negro de Jamaica. Al sur de Kingston está Port Royal, la legendaria capital de los piratas hasta que un terremoto la destruyó en 1692. Son cosas que pasan en Jamaica, una tierra de fuerte carácter en la que siempre se encuentran tesoros.

MÁS INFORMACIÓN
Documento: pasaporte y la autorización ESTA si se entra en EEUU.
Idioma: inglés.
Moneda: dólar de Jamaica.
Horario: 7 horas menos.

Cómo llegar y moverse: Jamaica tiene tres aeropuertos internacionales (Kingston, Ocho Ríos y Montego). Desde Madrid se vuela vía Miami. La alternativa a alquilar un coche (se conduce por la izquierda) es viajar en minibús para ir de un pueblo a otro, o en autobuses de largo recorrido.

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