Si hay un barrio en mayúsculas en el que es obligatorio perderse si se es amante de la arquitectura es este. Fue a finales de los noventa cuando comenzaron las construcciones en este sector de la isla de Amager, por entonces prácticamente vacío. Sin duda la llegada de VM Mountain de Bjarke Ingels (BIG), JDS y Plot, supuso el inicio del cambio visceral del hoy barrio más moderno de la capital danesa. Por supuesto será VM Mountain una de las paradas obligatorias en Ørestad, con sus 80 unidades residenciales, todas con terrazas y exuberantes jardines en la azotea que sobresalen de la base de un edificio cuya parte inferior es un aparcamiento con paredes de 16 metros dramáticamente coloreadas y un ascensor residencial que se mueve oblicuamente a lo largo de la pared interior del edificio. No es de extrañar que fuese galardonado como el mejor edificio residencial del mundo en la Feria Mundial de Arquitectura.
Pero hay mucho más en este barrio de diseño estrecho y alargado, véase la Residencia Universitaria Tietgen (Rued Langgaards Vej 10-18), un edificio circular con intersecciones verticales y un patio interior comunitario inspirado en las casas redondas de la etnia Hakka de China; la Casa de Conciertos proyectada por el francés Jean Nouvel; las dos torres inclinadas del hotel más grande de Escandinavia, el Bella Sky; o el edificio 8-tallet (la casa ocho) que, como su nombre indica, tiene forma de ocho y es obra de BIG. Lleno de sorpresas, para quien quiera conocer más en profundidad las joyas de Ørestad, la guía Mira Margaritha Cordsen ofrece visitas guiadas por la arquitectura del barrio.
NORDHAVN: LO ÚLTIMO DE LO ÚLTIMO
Las novedades arquitectónicas hierven en esta antigua zona portuaria industrial que poco a poco se va reconvirtiendo en un barrio con un concepto muy interesante: “el de la ciudad de los cinco minutos”. Y es que aquí se pretende crear una ciudad donde no falte de nada y sin necesidad de transporte (y por ende, contaminación). Rendirse a un paseo por Nordhavn supone perderse entre el ballet de obras y grúas que van dando lugar a las nuevas creaciones, pero también descubrir algunas joyas ya terminadas como El Silo (Fortkaj 30).
Como su nombre bien indica, es un antiguo silo de granos reconvertido por COBE en un edificio residencial de estética brutalista. Acero crudo y las estructuras originales de hormigón se funden en este conjunto de casas de niveles y alturas diferentes que, como si de un rompecabezas se tratase, invita a recorrerlo en todos sus puntos de vista. Otra parada obligatoria en la zona son las Torres de Portland (Gotemburgo Plads), también antiguos silos que en su día sirvieron para almacenar cemento y que desde 2014 albergan oficinas bajo un diseño ultramoderno que demuestra cómo pasado y presente pueden convivir a la perfección.
UN MUSEO DE ZAHA HADID
Merece subir al norte de la ciudad, ya cerca de Dyrehaven, para dejarse sorprender por la ampliación que Zaha Hadid llevó a cabo en el Museo Ordrupgaard (Vilvordevej 110, 2920 Charlottenlund). Construido en 1918 como casa de campo y lugar de exposición para la notable colección de pinturas impresionistas y fauvistas francesas y danesas que poseía el magnate Wilhelm Hansen, este edificio señorial pasó a ser museo público en 1953 y en 2005 se llevó a cabo una ampliación con la clara impronta de la arquitecta anglo-iraquí.
Junto a Patrick Schumacher llegó al museo un juego de armonías que permite a los visitantes un recorrido no fragmentado entre la construcción, las colecciones y los jardines. Descodificando el terreno circundante, la ampliación es una sofisticada y moldeada figura que casi “cuelga” en el terreno ondulado con fachada de cristal y una piel de hormigón negro. Además, el museo cuenta también con la casa de Finn Juhl, arquitecto y diseñador danés especialmente conocido por sus muebles en la década de 1940. Construida en 1942, sus puertas se abrieron al público en 2008.
EL MEJOR SECRETO DE ARNE JACOBSEN
Famoso es sin duda el (hoy) hotel Radisson Collection Royal que ocupa el edificio que el gran arquitecto y diseñador danés crease para la aerolínea SAS en 1960. Pero aunque el primer rascacielos de Copenhague siga enamorando a todo nostálgico de la arquitectura, existe un secreto fuera de la ciudad que también lleva la impronta de Jacobsen: se trata nada menos que de una gasolinera.
Construida en Skovshoved, en la carretera de la costa cerca de Copenhague, corría el año 37 cuando llegó este prototipo para la cadena Texaco. Una caja de hormigón, impecablemente forrada de piezas cerámicas blancas y con una marquesina sujeta con una única columna central, esta joya aun en funcionamiento es uno de los mejores bocetos de la forma de entender del arquitecto.
¿UN PUENTE O UN BARCO?
Enfrente del Diamante Negro se erige un curioso puente cuyo diseño no tiene nada de fortuito: cinco mástiles y la silueta de un barco devuelven la mirada. Conocido como el puente circular por la conjunción de plataformas con las que el galardonado danés-isleño Olafur Eliasson unía el pasado 2015 Christiansbro y Appelbys Plads, este homenaje a la historia naviera de Copenhague es una parada que merece ser vista desde todos los ángulos y, por supuesto, cruzarlo. Porque al llegar allí uno se dará cuenta de que Cirkelbroen no es recto. ¿El motivo? Animar a bicicletas y peatones a reducir su velocidad y tomar un pequeño descanso en los diferentes círculos para disfrutar de las vistas de la ciudad.
EL MUSEO LOUISIANA, EPICENTRO DEL ARTE MODERNO
Seguro que poca presentación requiere el Museo Louisiana de Jørgen Bo y Vilhelm Wohlert. Inaugurado en 1958, esta obra maestra de la arquitectura moderna es el ejemplo perfecto de la interrelación entre la edificación y su entorno, entre la forma y el mensaje. En la que en su momento fuese solo una mansión erigida a mediados del siglo XIX en Humlebæk, a unos 40 km de Copenhague, al norte de la isla de Zelanda, pasó a convertirse en el icono que es hoy en día en la década de los cincuenta.
Descomponiendo el edificio compacto al borde del acantilado que había propuesto la propiedad, los arquitectos proyectaron una amalgama expositiva de pabellones interconectados, abiertos al paisaje y adaptados en todo momento al entorno que se han ido ampliando con el paso de los años entre cerramientos acristalados, maderas y cierta estética japonesa. Por supuesto, sobra decir que la visita al museo es obligatoria, donde esperan obras de arte colocadas en lugares estratégicos para que éstas también estén en directo contacto con la naturaleza.
NYKREDIT: UN BANCO “EN EL QUE COLARSE”
No literalmente, claro, pero es posible meterse debajo del edificio bautizado como The Crystal (1562 København), cuarteles del banco Nykredit. Diseñado por Schmidt Hammer Lassen, esta mole de formas transparentes, geométricas y acristaladas descansa solo en un punto y una sola línea, invitando a hacerlo ligero, a flotar sobre la plaza en que se ubica. A medio camino entre la ciudad y el puerto, prácticamente al lado del Diamante Negro y el BLOX, no hay nada como situase en la esquina de Puggardsgade y Hambrosgade para sorprenderse con el pasaje que surge bajo el edificio.